De la serie "Objetos cotidianos". Un día cualquiera...

La finalidad de este proyecto nace de la idealización que el hombre tiene de los objetos, y por las sensaciones que estos provocan en él. A partir de la proyección de sentimientos humanos en los objetos es que pretendo realizar una antología de diversas interpretaciones y concepciones del placer y el displacer.

Un significado común del objeto cotidiano se basa en su funcionalidad y su valor de cambio[1]; sin embargo, cuando hablamos de un objeto como significante de placer ó displacer, éste es despojado de su significado general y de su función, para ser transformado en “objeto mágico”.

Esta transformación es originada en primer lugar por la idealización ó antipatía que el hombre tiene con respecto al objeto y, posteriormente por la fuerza emotiva de la que se ha apropiado dicho cuerpo, es decir, el individuo antes de elegir el objeto representativo de su placer ó displacer, debe negar, suprimir, exorcizar, idealizar, diferenciar y contradecir el significado cultural propio del objeto, para así complacer su deseo idealizado, malicioso ó reprimido; por su parte el objeto, asumirá el rol pasivo de aceptar el significado que le fue concedido, todo sucede dentro de la manipulación abstracta a la que ambos son sometidos.

Es la idealización y la humanización del objeto por parte del individuo, la que le da a éste el significado mágico que representa su placer ó agrado; así como, la percepción de desagrado y aversión la que produce en el objeto un significado de odio ó aberración. Es así como el hombre, capaz de abstraer y de crear códigos, ha depositado en los objetos una serie de significados e interpretaciones que responden a su propio concepto de placer y displacer.

Por último, para simbolizar dichas concepciones es necesario conocer y experimentar los significantes y sensaciones que provienen de experiencias vividas.

“La subordinación del individuo”

El encantamiento creado entre el sujeto y el objeto puede convertirse en una lucha de poder. La disputa es originada cuando el hombre deposita en el objeto un sentimiento idealizado, éste por su parte asume un rol pasivo y adopta el significado, obteniendo con ello la fuerza mágica capaz de someter al individuo; el sujeto entonces pasa de ser dueño a ser esclavo de su propio objeto.

Ese cambio de poder ha despertado mi interés por comprender la capacidad del hombre para proyectar sus sentimientos en un objeto; permitiéndome así, reflexionar sobre la actitud sumisa que adopta el individuo ante sus deseos y perversiones (para ver mejor las imágenes, darle click; y por favor, dejen sus comentarios).

[1] Jean Braudillard. "El sistema de los objetos". México, Siglo Veintiuno Editores, 1968.

"El contraste", breve introducción.

Mucho se ha hablado de la relación que existe entre el grabado y la cantidad de técnicas o procedimientos; y es que en los últimos dos siglos, el grabador tradicional, empeñado por conservar las técnicas ortodoxas, ha resguardado bajo un glosario de términos y un manual de técnicas, todos los procedimientos para la realización de una estampa.
Sin embargo, a partir de las vanguardias del siglo XX, varios artistas, grabadores o no, experimentaron con diversas técnicas y generaron nuevas vías de impresión; la mayoría de esos procesos fueron sujetos a los medios electrónicos (fotocopiadora y fax) que en ese momento se estaban generando. Provocando con la adopción de dichos medios, un mestizaje entre las técnicas tradicionales y las alternativas. El artista, como narrador de su historia debe reconocerse en su tiempo y aprovechar los medios que le proporciona la tecnología de su época.
Por su parte, el arte contemporáneo, enfocado al proceso que tiene la materia y a la búsqueda de nuevos medios, así como a la hibridación de éstos, ha optado por no determinar la técnica ni la habilidad del artista; y con ello ha propuesto que los artistas libres en su quehacer creativo, también puedan mostrarse libres en el medio que emplean. Por ello, creo que, la gráfica, siendo origen de la semiología de la imagen, no puede quedarse al margen de los avances tecnológicos en los medios de comunicación, y de la influencia que estos ejercen sobre la sociedad actual. Sobre todo porque el artista actual que hace gráfica, no necesariamente domina las técnicas tradicionales. Y con ello, no niego la historia, ni el repertorio instrumental del grabado tradicional, por el contrario, lo único que intento es dar una continuidad al desarrollo que ha tenido la gráfica en los últimos años.

Primera raíz de la imagen gráfica

El grabado, siendo la imagen tallada de los siglos XIV y XV, ha sido considerado un arte menor, muy por debajo de la pintura y escultura. Ha sido su característica fundamental, un medio de reproducción múltiple, lo que ha atentado contra las jerarquías impuestas por las Bellas Artes; por ello es un medio poco difundido en la historia del arte. Pero si hicieramo un recuento de su historia y su funcionalidad, lo ligaríamos primero a la religión. En época de la Edad Media, el grabado fue el único medio que provocó la difusión de la bíblia y los evangelios que cristianizaron a los pueblos. Su forma de transmitir los sucesos y mandamientos, fue a partir de la nemoctenía (memorización de la imagen). Esto ayudo a que mucha gente que no supiera leer las escrituras, las recordara por imágenes. Del mismo, los primeros libros impresos de ciencia o botánica serán ilustrados con grabado.

Para el siglo XVI, el grabado ya era visto como un medio de difusión, pero en este caso, de las obras de arte. Artistas de prestigiado renombre, como el holandés Rubens, se vieron beneficiados de esa reproductibilidad. Copiando sus propias pinturas en planchas de metal (huecograbado), eran destinadas a ser reproducidas en estampas; permitiendo así, que mucha gente accediera a ellas, no como obra original sino como la imagen reproducida. Desde entonces las obras originales serán colección de gente noble y adinerada; y la reproducción múltiple negará el valor de arte mayor a una imagen.

Sin embargo, eso no impidió que varios artistas del siglo XVII, como el caso del reconocido Rembrandt, buscasen nuevas formas y procedimientos para realizar una imagen gráfica; convirtiendo al grabado en una nueva técnica del arte y con un nuevo valor. Cabe mencionar que algunos artistas de este siglo, hicieron del grabado un medio más técnico y de cocina, que de expresión.

A finales del siglo XVIII, el músico alemán Senefelder, hizo de un invento personal una nueva técnica gráfica, mejor conocida como litografía. El proceso era sencillo y barato, lo que convenció a muchos artistas para ser explorado.

En el siglo XIX, el asunto del grabado no sólo continuaba por el descubrimiento de técnicas sino que además, funcionaba para ilustrar las primeras revistas y periódicos publicados; y del mismo modo nacerían los primeros carteles de la época. Estos además de dar un servicio comunicativo a la gente, llevarán el diseño y lo artístico a la calle, la obra de Tolouse Lautrec nos habla claramente de esto.

Por finalizar, en el siglo XX, los artistas de las vanguardías modernistas retomaron al grabado como un medio más, a la par de la pintura y escultura; por lo cuál, sacándole el mejor provecho al material y a la técnica, sacudieron de nuevo las jerarquías del arte y del sistema. Algo similar a lo sucedido con la fotografía y su reproducción múltiple.

Bienvenida...

Este es mi primer blog, no sé lo que venga después. Sólo espero que tanto ustedes como yo lo disfrutemos al máximo. Cualquier duda, comentario, sugerencia o insinuación me la hacen llegar, gracias.

Como saben soy amante del arte y de todas esas cosas. No me considero experta en el tema, ya que abunda información. Me inclino hacia lo visual porque es un campo que me atañe, me seduce y me confronta con mi realidad. Es así, que en dicho espacio pretendo compartir experiencias, opiniones y por qué no, mis idealizaciones. Espero que les guste.